El desarrollo de nuevas tecnologías trasladó en Cuba la añeja
práctica del intercambio informal y el contrabando hacia el terreno
digital.
A principios de la década de 2000 proliferaron listas de distribución por correo electrónico, donde los usuarios enviaban sus intereses de venta o compra, pero de una manera muy precaria y desorganizada.
“Se formó el revolico”
Aprovechando la necesidad, varios ingenieros nacionales radicados en el exterior aprovecharon y crearon una página web que optimiza la búsqueda. La nombraron “Revolico.com”, apelando a una palabra muy usada en Cuba para describir el reguero y el desorden.
El posicionamiento de la página es alto, pues en los últimos 60 días acumula 337.335 anuncios, aunque permanece bloqueada desde gran parte de los servidores de dominio público.
Para confirmar su utilidad basta con preguntarle a algunos cubanos. “Cuando buscas un artículo lo más efectivo es buscar en Revolico, porque en las tiendas estatales son muy caros o no aparecen. Yo conseguí mi aire acondicionado por la versión off line de ese sitio”, dice Sandy Azorín.
Este trabajador de una cadena de panaderías adquiere con frecuencia los archivos digitales vendidos de manera ilegal a través de discos duros, que en Cuba se conocen como “El Paquete”. Allí se incluyen desde novelas y películas pirateadas hasta revistas en formato PDF o la mencionada versión portable del sitio de clasificados y es la fuente principal de consumo audiovisual en los hogares del país.
“Dto2”, la “competencia” oficial
El debate sobre Revolico y otras páginas similares que también han surgido, regresó tras conocerse que una empresa del Ministerio del Transporte ha lanzado su propio sitio de clasificados en internet: dto2 (De Todos).
“No es un revolico cubano, creo más bien que es una solución cubana a necesidades cubanas”, afirma el jefe del equipo desarrollador, Jorge García, aunque otros usuarios de la red difieren de su perspectiva.
“Con su aparición Dto2 establece una competencia sin igualdad de condiciones, porque Revolico no tiene dominio .cu, para la llamada intranet cubana, que es la de mayor número de usuarios en el país”, opina el bloguero Norges Rodríguez, residente en la ciudad de Santiago de Cuba.
El también ingeniero en telecomunicaciones propone un diálogo entre las autoridades y los desarrolladores del sitio para aprovechar la experiencia y el posicionamiento ya ganado por ese espacio: “Revolico, como otros sitios no oficiales, es un mercado informal, usado hasta por investigadores para describir las fluctuaciones de precios en artículos como casas y autos, y por tanto lo que debería ocurrir es una oficialización de su estatus”.
El problema para la autorización de los sitios radicados fuera de Cuba parece ser la promoción que allí se realiza de gestiones que están reguladas o prohibidas dentro, como por ejemplo la venta de conexiones a internet desde los hogares, el cambio de monedas fuera de instituciones bancarias o, incluso, servicios sexuales.
Pero defensores de la utilidad de aprovechar la existencia de esos espacios, como Norges, afirman que con negociar políticas específicas y claras se evitaría el empleo de las web para cometer delitos o infracciones de la legalidad.
Las opiniones coinciden en que voluntad y nuevos enfoques resultan necesarios para regularizar y sacar a la luz prestaciones que hoy se mueven por caminos de trasmamo e informalidad, a pesar de resolver sentidas necesidades del pueblo cubano.
Fuente: El Toque
A principios de la década de 2000 proliferaron listas de distribución por correo electrónico, donde los usuarios enviaban sus intereses de venta o compra, pero de una manera muy precaria y desorganizada.
“Se formó el revolico”
Aprovechando la necesidad, varios ingenieros nacionales radicados en el exterior aprovecharon y crearon una página web que optimiza la búsqueda. La nombraron “Revolico.com”, apelando a una palabra muy usada en Cuba para describir el reguero y el desorden.
El posicionamiento de la página es alto, pues en los últimos 60 días acumula 337.335 anuncios, aunque permanece bloqueada desde gran parte de los servidores de dominio público.
Para confirmar su utilidad basta con preguntarle a algunos cubanos. “Cuando buscas un artículo lo más efectivo es buscar en Revolico, porque en las tiendas estatales son muy caros o no aparecen. Yo conseguí mi aire acondicionado por la versión off line de ese sitio”, dice Sandy Azorín.
Este trabajador de una cadena de panaderías adquiere con frecuencia los archivos digitales vendidos de manera ilegal a través de discos duros, que en Cuba se conocen como “El Paquete”. Allí se incluyen desde novelas y películas pirateadas hasta revistas en formato PDF o la mencionada versión portable del sitio de clasificados y es la fuente principal de consumo audiovisual en los hogares del país.
“Dto2”, la “competencia” oficial
El debate sobre Revolico y otras páginas similares que también han surgido, regresó tras conocerse que una empresa del Ministerio del Transporte ha lanzado su propio sitio de clasificados en internet: dto2 (De Todos).
“No es un revolico cubano, creo más bien que es una solución cubana a necesidades cubanas”, afirma el jefe del equipo desarrollador, Jorge García, aunque otros usuarios de la red difieren de su perspectiva.
“Con su aparición Dto2 establece una competencia sin igualdad de condiciones, porque Revolico no tiene dominio .cu, para la llamada intranet cubana, que es la de mayor número de usuarios en el país”, opina el bloguero Norges Rodríguez, residente en la ciudad de Santiago de Cuba.
El también ingeniero en telecomunicaciones propone un diálogo entre las autoridades y los desarrolladores del sitio para aprovechar la experiencia y el posicionamiento ya ganado por ese espacio: “Revolico, como otros sitios no oficiales, es un mercado informal, usado hasta por investigadores para describir las fluctuaciones de precios en artículos como casas y autos, y por tanto lo que debería ocurrir es una oficialización de su estatus”.
El problema para la autorización de los sitios radicados fuera de Cuba parece ser la promoción que allí se realiza de gestiones que están reguladas o prohibidas dentro, como por ejemplo la venta de conexiones a internet desde los hogares, el cambio de monedas fuera de instituciones bancarias o, incluso, servicios sexuales.
Pero defensores de la utilidad de aprovechar la existencia de esos espacios, como Norges, afirman que con negociar políticas específicas y claras se evitaría el empleo de las web para cometer delitos o infracciones de la legalidad.
Las opiniones coinciden en que voluntad y nuevos enfoques resultan necesarios para regularizar y sacar a la luz prestaciones que hoy se mueven por caminos de trasmamo e informalidad, a pesar de resolver sentidas necesidades del pueblo cubano.
Fuente: El Toque
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