"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

martes, 8 de julio de 2014

Doce economistas en pugna (I)


Por Ariel Terrero

El magro crecimiento de la economía cubana en el primer semestre inquietó a la nación. En un intento por interpretar la significación real de esos datos, Cubaprofunda entrevistó en exclusiva a un grupo de expertos reconocidos por su estudio del acontecer económico de Cuba

¿Qué le está pasando a la economía cubana? La inquietud es inevitable ante el 0,6 por ciento ganado por el producto interno bruto (PIB) en el primer semestre. En lugar de crecimiento, saldo tan esmirriado refleja estancamiento. El Ministerio de Economía y Planificación confía en una leve mejoría para concluir el año con un avance en torno a 1,4 por ciento. Admite públicamente, de todas maneras, que la desaceleración anual supera la previsión de origen: era 2,2 por ciento, contra un cierre de 2,7 el año pasado.

Con el ajuste, el 2014 se anotaría un avance del PIB similar al del año más gris en década y media: el 2009, que cargó con las secuelas del trío de huracanes que peinó la tierra cubana a fines del 2008, justo cuando estallaba en Wall Street la crisis financiera que conmocionó al resto de mundo.

Para hacer más complicado un análisis hoy, el nuevo frenazo sobreviene cuando los cambios del modelo económico entran en una etapa singular, tensa y más compleja. A tres años y unos meses de iniciada, la reforma económica despliega medidas de mayor profundidad y alcance estructural, pero los beneficios demoran a escala de toda la sociedad. A la par, la crisis global abruma a socios importantes de Cuba y el bloqueo económico de Estados Unidos se ensaña, con puntería artera, contra las conexiones bancarias de nuestro país con el mundo.

En un intento por encontrar luz, Cubaprofunda encuestó a 12 eruditos, de varias instituciones académicas, con renombre cada uno en el estudio de la economía cubana.

De la complejidad del escenario actual hablan las divergencias de percepción y de opiniones de los entrevistados -doctores o doctoras todos en ciencias económicas- ante una pregunta única: ¿cómo interpreta usted el 0,6 por ciento del PIB en el primer semestre y el reajuste o recorte de la previsión anual?

Unos reconocieron que el resultado les tomó por sorpresa, mientras otros declararon que era previsible o lógico. No pocos se mostraron preocupados, pero tampoco faltaron expresiones de tranquilidad por parte de quienes consideran que es muy temprano para cosechar los beneficios de las transformaciones emprendidas en la economía.

Del torbellino de diferencias y honduras académicas, emergen también coincidencias y, sobre todo, pistas para comprender la coyuntura cubana y la reforma llamada Actualización del modelo económico.

Después de transcribir, leer y analizar casi tres horas de puntos de vista y percepciones de los doce economistas, Cubaprofunda optó por ofrecerlas en cuatro partes a partir de hoy, ordenados en un cuarteto de temas centrales:

¿Qué significa el 0,6 por ciento del PIB en el primer semestre?

Obstáculos, frenos, causas del bajo crecimiento

Conexión con el proceso de Actualización del modelo

Apreciación sobre el futuro de la economía

Sirva la lectura de estas opiniones, convertidas en debate por gracia y maña del periodismo, como grano de arena en la construcción del consenso social, imprescindible para el éxito de un proceso de transformaciones que enfrenta, inevitablemente, resistencias disímiles dentro y fuera de la nación.

¿Qué significa el 0,6 por ciento del PIB en el primer semestre?

Aunque varía el tono de alarma entre unos y otros, coinciden en que es una señal de alerta, como muestran estas primeras opiniones.

Humberto Blanco, CEEC: La noticia nos sorprendió. Creo que nos preocupa a todos. Estamos ante una evidente desaceleración del crecimiento económico. En un contexto tan dinámico, de cambios y reestructuraciones de todo tipo, y en un entorno internacional adverso, es comprensible que el crecimiento económico se sostenga en un nivel discreto, pero que se sostenga. Sin embargo, el 0,6 por ciento, prácticamente no es crecimiento. Y la expectativa de 1,4 por ciento al final del año confirma que hay una desaceleración.

Anicia García, UH: El escaso crecimiento es una mala noticia. Pero nos preocupa no ahora, en este año específicamente, sino desde el 2008, que es cuando la economía se comienza a desacelerar. Llevamos más de 20 años con una situación difícil. Se han acumulado problemas que no tienen solución si no es a partir de un crecimiento económico mucho mayor.

Lázaro Peña Castellanos, CIEI: No es tan sorprendente el comportamiento del PIB. Puedo entender que había un estudio detrás de las previsiones, pero me parece que esos cálculos no se correspondían con la realidad, con el contexto actual de la economía internacional y, sobre todo, con la profunda necesidad de transformaciones de la estructura económica del país.

Hiram Marquetti, CEAP: Creo que para la opinión pública fue una sorpresa que el PIB del primer semestre tan solo llegara al 0,6 por ciento, sobre todo porque había algunos resultados positivos en sectores que desde hace más de 20 años son clave en la economía, como el turismo, que con sus limitaciones logró crecer en el número de visitantes en su etapa alta. No se cumplió el plan en la industria azucarera, pero sin lugar a dudas mejoró la producción. También se están ejecutando inversiones: en los servicios turísticos en Varadero, en el sector electroenergético para respaldar a la industria del níquel, y sigue en marcha el proyecto de desarrollo del Mariel, que sin dudas es una importante inversión. Otras actividades no muestran resultados tan alentadores pero progresan, mientras se expanden nuevas formas de organización empresarial, es decir, las cooperativas no agropecuarias. A esto habría que añadir las inversiones para reparar los daños que dejó el huracán Sandy en Santiago y Holguín y en menor medida en otras provincias.

A pesar de la sorpresa, un grupo de tendencias negativas han impactado en la economía sobre todo después del año 2008, en que Cuba tuvo que aplicar un mecanismo de default, o sea, no pudo honrar el volumen de obligaciones financieras externas acumuladas en ese momento, sobre todo por las pérdidas causadas por los tres ciclones de agosto y septiembre, equivalentes a alrededor del 10 por ciento del PIB. Esta situación se refleja de alguna manera en la dinámica actual de la economía.

Juan Triana, CEEC: Creo que es una señal de estancamiento de la economía cubana, lo cual para nada es bueno. Puede ser en cierta medida comprensible, si atendemos a que Cuba se maneja en medio de restricciones económicas muy fuertes tanto internas como externas. Pero también es una señal evidente de que todo lo que se ha hecho, y se ha hecho mucho, es insuficiente desde el punto de vista del propósito de que el país crezca y se pueda desarrollar.


Jorge Mario Sánchez, CEEC: En términos de cantidad, es un resultado magro, en condiciones difíciles, pero anémico. En cuanto a la calidad, sigue entrampado en viejas deficiencias que no se han resuelto. A cuatro o cinco años de lanzar el proceso de reestructuración más importante en la historia de la sociedad y de la economía durante la Revolución, todavía los resultados no están avalando los objetivos propuestos.

Francisco Borrás, UH: Crecer 0,6 por ciento es casi no crecer. Pero alguna gente recibe esa información con pesimismo y la vincula, injustamente, con la actualización del modelo económico cubano. Sería injusto sacar la siguiente conclusión: el PIB está creciendo poco porque vamos por mal camino o vamos demasiado lentos. Recuerda aquella idea de Raúl de que no debemos improvisar como otras veces. Tenemos que estudiar bien cada paso.

(Continuará)

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