"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Exportación de servicios cubanos: apostar para ganar

Eileen Sosin Martínez

Durante los últimos 25 años el perfil de las exportaciones cubanas ha transitado de una fuerte especialización en bienes (níquel, azúcar, cítricos), a un incremento marcado en materia de servicios, sobre todo turísticos y de salud. En 2012 el sector terciario reportó 12 mil 600 millones en moneda convertible, y hoy representa aproximadamente dos terceras partes de las ventas externas del país.

Este año el plan de ingresos por las exportaciones de servicios asistenciales supera los 8 mil 200 millones de CUC, cifra equivalente al 64 por ciento de las ventas, según informó en marzo pasado Marino Murillo, vicepresidente del Consejo de Ministros. Un nuevo grupo de 200 doctores partió este mes hacia Ecuador, mientras se cumple un año del programa Más Médicos, en Brasil.

La firma del Convenio Integral de Colaboración con Venezuela (2000) dio inicio al auge de este renglón, que entre 2004 y 2005 desplazó al turismo como principal fuente económica para Cuba. Más de 50 mil profesionales trabajan en el exterior actualmente, y casi la mitad son médicos.

Sin embargo, varios expertos apuntan que desde finales de la década anterior, el modelo de crecimiento basado en el envío de personal comienza a mostrar signos de agotamiento. Aunque este fenómeno no descarta la exportación de servicios como una estrategia válida, sí implica replantear el modo en que se ha desarrollado hasta ahora.



De cal y de arena

Existe consenso respecto al nivel educativo de la fuerza laboral cubana. Para muchos esta constituye el activo fundamental del país, más allá de los recursos naturales y la ubicación geográfica. Y esa ventaja competitiva ha sido determinante para el avance de esta esfera.

Teniendo en cuenta el amplio stock de profesionales con que cuenta Cuba, la Estrategia Integral de Exportación de Servicios (EIES), aprobada por el gobierno en 2011, señala cuatro grupos potenciales: salud, turismo, informática y telecomunicaciones, y en la categoría “otros” comprende deporte, fletamento, enseñanza y seguros.

El documento identifica también experiencias y demanda en proyectos industriales, agropecuarios y medioambientales, control de vectores, epidemiología, enfrentamiento de catástrofes y defensa civil, y agricultura urbana y suburbana.

A pesar de que las posibilidades son tan diversas y las ventas externas abarcan más de 135 países, los resultados evidencian una alta concentración en los servicios sanitarios y específicamente en el mercado venezolano. Esta situación, sostenida a lo largo del tiempo, introduce un factor sistémico de gran riesgo, explica Ricardo Torres, profesor e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC).

“Quizás en un momento faltó previsión para buscar agresivamente nuevos mercados, explorar otros modos de prestación, ver cómo logramos enlazar más sectores del cluster de salud para incorporar equipamiento y medicinas”.

La EIES propone comercializar paquetes o soluciones integrales, que pueden incluir bienes, y con ello obtener un mayor valor agregado en las ventas. Si bien se han efectuado acciones en ese sentido, sobre todo con productos biotecnológicos, todavía los pasos son tímidos.

Sudáfrica, Angola, Namibia y Argelia emergen como destinos relevantes, y se conoce que existen negociaciones con Qatar y Arabia Saudita. Entretanto el programa brasileño Más Médicos emplea actualmente más de 11 mil galenos cubanos, mientras la solicitud del gobierno de Ecuador alcanza otros mil.

Debido al lugar que ocupan en la formación del PIB y las exportaciones, muchas veces se dice que Cuba tiene una “economía de servicios”. Tal afirmación, aunque no es del todo errónea, omite que el despegue de esta rama resulta más pronunciado por la abrupta depresión de otras como la industria y la agricultura.

Torres subraya que el cambio en la estructura de las exportaciones nacionales no tiene que ver solo con el aumento significativo de los servicios, sino con el estancamiento en las ventas de bienes. “En muchos casos ha habido retrocesos en términos absolutos, el ejemplo de la industria azucarera es paradigmático. Si una parte se ha restringido, la otra, por muy poco que aumente, va ocupando un espacio cada vez mayor”.

Otro punto flaco en este patrón de crecimiento radica en los escasos encadenamientos que genera con la economía doméstica, pues la modalidad predominante ha sido enviar profesionales al exterior. “Cuando se habla de desarrollo uno espera que los sectores dinámicos encadenen a las demás, por eso son denominadas ‘locomotoras’: avanzan y van halando progresivamente a las otras. En las prestaciones profesionales cubanas esto ha sido bastante pobre hasta ahora”.

En cambio, el turismo sí muestra un mayor impacto en cuanto a infraestructura, empleo y estímulo a las producciones nacionales. Sin embargo ha entrado en un período de meseta que ya dura años.

A fin de catalizar su desempeño, los planes van por la construcción de marinas, campos de golf y las inmobiliarias asociadas a ellos, con lo cual se pretende atraer visitantes de poder adquisitivo superior. La EIES busca promocionar los modos de suministro donde el cliente se traslada al territorio nacional para recibir el servicio, de modo que este tenga acceso a otros más, y así multiplicar las utilidades totales.

A juicio de Lázaro Peña, director del Centro de Investigaciones de Economía Internacional, puede decirse que las estrategias implementadas en sectores pivotes cubanos (agroindustria azucarera, turismo, biotecnología y servicios especializados), han priorizado la obtención de ingresos externos. “Pero parecería que todas ellas han relegado, o al menos no han logrado asir suficientemente, otro objetivo también esencial de la actividad económica de cualquier país: el fomento equilibrado del ahorro interno y la inversión”. (1)


Prisas y pausas

“El trabajo es duro, porque no hay un sistema de salud estructurado, tienes que empezar a crearlo todo”, cuenta la pediatra María Antonia Campos, quien ejerció durante cuatro años en Venezuela. Ella volvería a ir si se lo pidieran, pero no todos piensan así.

Sucede que el envío de profesionales a otros países tiene un límite físico, debido a la necesidad de que determinado número de ellos permanezca en la Isla, y por el desgaste humano que representan misiones largas y/o repetidas. Estamos hablando de personas, quienes muchas veces dejan atrás su familia y su proyecto de vida. “Hay una barrera real, que Cuba puede estar alcanzado ya”, comenta Torres.

“Tendría que hacerse un esfuerzo mucho mayor por traer pacientes a Cuba y fomentar el turismo de salud en frontera. Está demostrado que tiene un efecto más importante en crecimiento y desarrollo, porque permite crear más derrames al resto de la economía”, sugiere.

Este criterio coincide con lo expresado dos años atrás por Antonio Luis Carricarte, vicetitular del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX): “Una exportación de ese tipo no necesariamente debe implicar traslado de cubanos a otras naciones; puede concretarse en la Isla, mediante atenciones a extranjeros interesados en determinadas propuestas”.

Por otro lado, varias cuestiones internas lastran el potencial empuje del sector terciario. A nivel internacional, los países fuertes en la exportación de servicios –generalmente del primer mundo- poseen una infraestructura tecnológica muy avanzada, sobre todo en cuanto a informática y telecomunicaciones. La conectividad y el trabajo en red devienen condiciones fundamentales.

El investigador del CEEC anota además la limitada participación cubana en los circuitos globales de comercio, inversiones y finanzas. Asimismo, prestaciones conexas como la aduana, el transporte, los servicios financieros, legales y técnicos, no alcanzan niveles suficientes respecto a las exigencias de esta área.

“Otro factor, que ya tiene que ver más con nuestro modelo, es la filosofía detrás de la actividad productiva en Cuba. Sigue predominando, desafortunadamente, una visión desde arriba hacia abajo, vertical, burocrática y administrativa de los procesos económicos, y eso se extiende a las exportaciones”.

Luego, una relación más proactiva de cara al mercado sigue siendo asignatura pendiente. “Hay muchas ramas donde tal vez se pudieran exportar servicios –opina Osvaldo López, jefe del Departamento de Exploración del Centro de Investigaciones del Petróleo (CEINPET)- sin embargo no existe difusión, mercadeo, como debe ser. Tenemos ciertas disciplinas donde somos competentes a nivel mundial, pero no hay una exportadora de servicios, una entidad que se dedique a eso”.

En fecha reciente, Vivian Herrera, directora de Exportaciones del MINCEX, evaluó como “discreto” el avance de la EIES. Aquí, un entramado institucional y normativo funcional puede ser parte de la respuesta. “Tiene que cambiar radicalmente el marco regulatorio que establece los incentivos, penalización y compensaciones para la producción, y específicamente para los exportadores”, señala Torres. “No hay futuro económico para Cuba si no se convierte en un exportador exitoso”.


Nota:

(1) El modelo de acumulación global y la inserción externa: experiencias para Cuba. Lázaro Peña Castellanos. “De la Economía Internacional”, Volumen 2, Colectivo de autores. Editorial Centro de Estudios Demográficos, Universidad de La Habana, 2012.

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