Por Arthur González.
Desde el pasado siglo XX, Estados Unidos perfeccionó sus métodos de Guerra Mediática para manipular la opinión pública a favor de sus políticas, contra aquellos países que tienen gobiernos para ellos inaceptables.
El comunismo fue y es al que más dinero y empeño le han puesto, pues a pesar de que toman como bandera la libertad de pensamiento, el pluripartidismo y la libre expresión, cuando se trata de tener criterios diferentes al sistema capitalista no hay concesiones.
Así sucedió con la Revolución cubana, incluso desde antes del triunfo del 1 de enero de 1959, expresado en diciembre de 1958 durante la reunión del Consejo Nacional de Seguridad, presidida por Dwight Eisenhower, en la cual este y el director de la CIA, Allen Dulles, expusieron sus propósitos para impedir el triunfo de Fidel Castro.
Una muestra de cómo iniciaron la cruzada anticubana está reflejada en el plan propuesto por su embajada en La Habana, el 14 de abril de 1959, a solo 4 meses del triunfo revolucionario, publicado por el Departamento de Estado de Estados Unidos en el Foreign Relations of United States, volumen VI, Cuba, 1958-1959, páginas 458-466.
En dicho plan el embajador y el jefe de la CIA en Cuba, realizan una evaluación del movimiento revolucionario en el poder y la participación de miembros del Partido Socialista Popular, y sugieren un grupo de acciones para “combatir el comunismo en Cuba”, entre ellas:
“Tratar, a través de la OEA, de diplomáticos latinoamericanos locales y una publicidad discreta, que el gobierno cubano confirme su adherencia a las resoluciones de Bogotá, Washington y Caracas sobre el comunismo”.
“Denunciar las actividades comunistas locales en la prensa de Cuba, de Estados Unidos y en el mundo libre”.
“Los funcionarios de la embajada y los líderes de la comunidad de los negocios americanos deberán hacer un esfuerzo concertado para desarrollar amigos dentro de los ministerios y agencias del gobierno…, y con cortesía, pero firmemente volver a la idea de que el crecimiento del comunismo es algo que no deberá ser tolerado…”
Así comenzó la guerra contra la Revolución hasta los días actuales, fabricando una imagen satanizada de Cuba, que les permitió lograr su aislamiento del hemisferio occidental y la aplicación de la Guerra Económica para impedir el desarrollo del país y que el modelo económico e influencia política de la Revolución se expandiera por América Latina y otros países.
A pesar de esos planes y su elevado costo financiero, Estados Unidos no logró los resultados esperados, reconocido por el presidente Barack Obama el 17.12.2014, aunque no se dan por vencidos y cambian de métodos para ver si pueden alcanzarlos cuando los líderes históricos cedan el espacio a las nuevas generaciones.
Entre esos métodos resurge dentro de la Guerra Mediática, las supuestas violaciones de los derechos humanos en Cuba, valiéndose de algunos asalariados internos sufragados con parte de los 20 millones de dólares que anualmente aprueba Obama y respaldados por campañas de prensa de algunos medios internacionales, más los especialmente creados por la CIA.
Entre esos construidos está el diseño articulado desde el 2007 para Yoani Sánchez Cordero, devenida de emigrada en España a bloquera multipremiada después de su repatriación en La Habana en 2004, y la creación hace dos años del periódico digital “14ymedio”, del mismo proyecto mediático.
La cruzada actual sobre la fantaseada violación de los derechos humanos se amplifica al máximo, y diariamente se publican inventadas represiones, detenciones arbitrarias y otras similares, para mantenerlas como noticias contra Cuba.
Las invitaciones a reuniones en el exterior de los contrarrevolucionarios es otra de las formas empleadas, para lo cual Estados Unidos y países como España y México, les otorgan visados sin exigirles los requisitos que deben presentar los cubanos no miembros de esos grupúsculos, deseosos de visitar a familiares y amigos.
El pasado 31 de marzo se publicó la noticia de una reunión en Madrid, de Manuel Cuesta Morúa, Rolando Ferrer, Boris González Arenas, Yoani Sánchez, Dagoberto Valdés, Martha Beatriz Roque y Roberto Guerra, para presentar otro engendro contrarrevolucionario denominado “#Otro18”.
El 07.04.16 un grupito de los asalariados participó en la sede de la CIDH en Washington DC, en las sesiones de Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA y volvieron con sus mentiras sobre la situación de los “defensores” de los derechos humanos en Cuba.
Unos días antes una asalariada participó en Miami en la conferencia que celebró Amnistía Internacional.
A esto se suman los titulares que se divulgan diariamente en la prensa para crear matrices de opinión contra Cuba, como son:
“El proyecto Convivencia de Pinar del Río denuncia acoso contra sus miembros”.
“La policía impide a abogado disidente salir de su casa”.
“Opositores denuncian ante la CIDH un aumento de la represión contra activistas en Cuba”.
“Designado nuevo director ejecutivo de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba”.
“Cuba utiliza la blogósfera para desacreditar a la disidencia”.
“Alarmante ola represiva contra periodistas independientes en la Isla”.
“La CCDHRN denuncia 498 arrestos políticos en Cuba durante la visita de Obama”.
“Represión y arrestos contra las Damas de Blanco”.
Esta Guerra Mediática recuerda la conocida “Operación Mockingbird”, diseñada en los años 50 del siglo XX, por Frank Wisner, especialista de la Dirección de Planes de la CIA.
En su ejecución, la CIA reclutó a un numeroso grupo de reconocidos periodistas e importantes órganos de prensa, para difundir internacionalmente informaciones manipuladas y crear matrices de opinión favorables a sus planes, mediante la conformación de campañas de prensa.
Los periodistas reclutados para ese trabajo de Guerra Sicológica, divulgaron noticias falsas y tergiversadas sobre la Revolución cubana, con el propósito de lograr su aislamiento internacional, mientras callaron e ignoraron en sus artículos los crímenes cometidos por la dictadura de Fulgencio Batista.
Entre los periodistas reclutados por la CIA estaban: Henry Luce; Philip Grahan; Arthur Hays Sulzberger; Andrew Saint-George y Jules Dubois y entre los órganos de prensa se destacan: The Washington Post; The New York Times; CBS; The Chicago Tribune; The Washington Star y las revistas Time y Life.
Esa Operación fue apoyada por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), creada en 1943 para defender los intereses mediáticos de Estados Unidos en América Latina.
El ex oficial CIA Philip Agee, declaró que desde finales de los 50 e inicios de los 60, el ámbito de la prensa era también una de las prioridades de las Estaciones de la CIA ubicadas en terceros países, con el objetivo de potenciar o soslayar la cobertura de informaciones de su interés.
Las guerras actuales se ejecutan a través de campañas de prensa, Venezuela y Brasil son ejemplos palpables.
Nada ha cambiado, los mismos métodos y artilugios pues el objetivo de derrocar a la Revolución es permanente, pero como dijera José Martí:
“Es gran resorte en política dar tiempo de morir a lo que solo goza de ficticia vida”.
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