"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 14 de noviembre de 2014

Por Ivet Gonzalez

Cada vez más, las iglesias y centros religiosos de Cuba amplían la oferta de cursos de educación no formal para satisfacer necesidades comunitarias.

LA HABANA, 14 nov.- Cada sábado para recibir clases, la médica Lisbet López y su hija de 11 años suben la empinada loma sobre la que se alza el católico Centro La Salle, en el municipio de 10 de octubre, en la periferia de esta capital.

"Tienen asignaturas que no se dan en otros lugares de nuestro país. Una de las más importantes es Formación Humana (valores y ética), porque nuestra sociedad está carente de esos temas", asegura esta madre y médica de profesión a la Redacción IPS Cuba.

A juicio de López, que se declara católica, "el centro está jugando un papel muy importante en esta localidad. Muchas personas, incluso no creyentes, se acercan aquí para servirse de todo lo que hacen con mucho cariño".

Cada vez más, las iglesias y centros religiosos de Cuba amplían la oferta de cursos de educación no formal para satisfacer necesidades comunitarias, con énfasis en los grupos vulnerables.

Así, complementan la educación formal, toda estatal y gratuita para los 11,2 millones de habitantes del país. El sector educativo cubano intenta superar el déficit de docentes, el deterioro constructivo de sus instalaciones y carencias de materiales de estudio, entre otros problemas acumulados durante la crisis económica de más de 20 años.

Muchas personas acuden a centros religiosos en busca de cursos de idiomas, computación, diseño, gramática, expresión oral y repasos de asignaturas de la enseñanza pública o para rendir exámenes como los exigidos para ingresar a la universidad.

La mayoría de las capacitaciones son gratis y otras exigen tarifas asequibles por matrícula.

Y al llegar, las y los estudiantes se encuentran con otras materias que no están al alcance de la mano como relaciones familiares, valores cívicos, equidad de género, agricultura ecológica, salud, sexualidad, cultura de paz, violencia intrafamiliar, mediación de conflictos y administración de pequeños negocios, entre otros.

Entre ellas destacan los cursos sobre valores, educación cívica o formación humana, como le llaman en el centro habanero de la orden de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, una congregación de maestros laicos que forma a niños y jóvenes en más de 85 países.

Hasta el presidente cubano, Raúl Castro, identificó "el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás", como un asunto urgente a rectificar, en un discurso pronunciado en julio de 2013 frente al parlamento.
"Incluimos contenidos de formación humana en todos los cursos. Exigimos también en el día a día del centro normas cívicas como la puntualidad y el respeto a las demás personas. Hablamos de valores y autoestima, sin proselitismo religioso", explica Aurelio Gómez, director del Centro La Salle.Varios de estos espacios tienen útiles centros de documentación que benefician a sus comunidades. Foto: Cortesía de Diakonia

El maestro colombiano detalla que la institución se financia mayormente de los pagos por matrícula, que ronda los 25 pesos cubanos (un dólar) por cada mes de docencia. Una cifra modesta en comparación con los entre 10 y 125 pesos cubanos (40 centavos de dólar y cinco dólares) por clase que cobran los repasadores privados.

La Salle, por donde pasan cada semana alrededor de 500 estudiantes, "realiza un campamento de verano gratuito, de dos semanas, para los niños sobre todo de la parte baja del sector, que es mucho más pobre que la zona de arriba", agrega Gómez, conocido como Hermano Martín.

"También incorporamos opciones para la franja de los adolescentes", indica. "Tenemos mucha demanda de los jóvenes, una generación que no vivió ni entra en conflicto por recibir clases en un lugar religioso", valora el director del centro que comenzó ofreciendo cursos de mecanografía en los años 90 del pasado siglo.

La educación no formal es una ventana abierta por las comunidades religiosas para cumplir su misión social en Cuba, donde dejaron de tener escuelas en 1961 por la estatalización del sector.

También muestra los avances en el respeto a la libertad de credo ganados en este país de gobierno socialista.

El ateísmo militante imperó durante las primeras décadas de la Revolución Cubana de 1959, incluso a nivel constitucional. No fue hasta 1992 que Cuba pasó a ser un estado laico por una modificación a la Carta Magna.

Por vez primera en 2002, la Iglesia Católica registró seis instituciones con aportes en la enseñanza no formal y 12 con igual objetivo en 2012, según el texto "¿Es Cuba un país católico?", una síntesis estadística del Hermano Jesús Bayo publicada en Palabra Nueva, la revista del Arzobispado de La Habana.

Aunque los títulos no son acreditados por el sistema educativo estatal, el habanero y católico Centro Cultural Padre Félix Varela ofrece, sin ánimo de lucro, bachilleratos, maestrías y diplomados de conjunto con universidades extranjeras. También en el resto de las 11 diócesis del país se realizan iniciativas educativas.

Las iglesias protestantes, que junto a la católica y la santería congregan a la mayoría de las y los creyentes cubanos, ostentan un fuerte trabajo docente con protagonismo de organizaciones ecuménicas como el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba (CCRD-C), Centro Memorial Martin Luther King Jr. y el Centro Cristiano Labastida.

En la ciudad marina de Cárdenas, a 150 kilómetros de La Habana, el CCRD-C constituye una alternativa de formación para las familias del municipio y otras personas que vienen de todo el país. Durante todo el año oferta talleres gratis con temas variados.
En iglesias y centros cristianos se realizan frecuentemente eventos culturales. Foto: Jorge Luis BañosEl espectro temático abarca desde educación sexual para adolescentes, intervención comunitaria, dignidad humana, integración social, proyecto de vida, marginalidad, mediación y concertación, crisis familiar, violencia contra la mujer, gestión de negocios, desarrollo local, participación ciudadana, agricultura ecológica y hasta biogás.

"Mantenemos estas líneas de trabajo en el transcurso de los años porque son necesidades de la comunidad identificadas mediante un diagnóstico", explica Isis Ruiz, coordinadora del Programa Académico Pastoral para la Reflexión y el Diálogo.

En 2013, el centro realizó 41 cursos que beneficiaron a 935 creyentes y 500 no creyentes. Y en lo que va de 2014 realizó 55 capacitaciones.

Mayra Aurora Fernández, de 50 años, lleva junto a su esposo un taller privado de reparación de electrodomésticos en Cárdenas. Para perfeccionar su emprendimiento, acudió al taller sobre gestión de pequeños negocios preparado por el CCRD-C.

"No teníamos conocimientos de economía ni contabilidad. También aprendimos a tratar con los públicos y mejorar cada día más nuestro servicio, que es el aporte de los cuentapropistas a la comunidad", revela. (2014)

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