Por Jorge Hernández Álvarez*
La Habana, (PL) La Revolución Cubana llega a su aniversario 55 con el aval de preservar y la voluntad de consolidar las conquistas alcanzadas tras aquel histórico 1 de enero de 1959, que conllevó a una nueva realidad de justicia social para el país. Más de medio siglo después, en la nación caribeña se desarrolla un proceso de actualización del modelo económico y social, que busca garantizar la continuidad y el fortalecimiento del sistema socialista adoptado en la isla en aras del desarrollo nacional.
Por estos días con tres de cada 10 cubanos nacidos antes de 1959, los recuerdos de aquella Cuba de la etapa prerrevolucionaria sirven para rememorar que en ese entonces la mayor de las Antillas adolecía de un adecuado sistema de asistencia social.
Antes de 1959, unas 200 mil familias campesinas carecían de una vara de tierra donde sembrar alimentos para sus hijos. El 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos pagaban renta y vivían bajo la perenne amenaza de desalojo y despojo, según cifras de la Organización Nacional de Estadísticas de Cuba.
Asimismo, el 14 por ciento de los obreros agrícolas padecía o había padecido de tuberculosis, el 13 por ciento sufrió la fiebre tifoidea y el 36 por ciento se confesaba parasitado, en tanto el 90 por ciento de los niños del campo también era afectado por parásitos, datos oficiales del Ministerio de Salud Pública de la isla (Minsap).
Todo ello como parte de una realidad, donde más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas estaban en manos extranjeras y en La Habana, capital del país, con sólo el 22 por ciento de la población, se hallaba el 65 por ciento de los médicos y 62 por ciento de las camas hospitalarias, indica el Minsap.
A los indicadores de salud se debe agregar que la mortalidad infantil superaba los 60 fallecidos por cada mil nacidos vivos y la esperanza de vida al nacer apenas llegaba a los 58 años.
En términos laborales, unas 700 mil personas estaban desempleadas y subempleadas: de ellas el 45 por ciento correspondía al área rural.
En materia educativa, el 23,6 por ciento de la población mayor de 10 años era analfabeta, o sea más de un millón de cubanos, según documentos del Ministerio de Educación.
Igualmente, el 45 por ciento de los niños de seis a 14 años no asistía a las escuelas, en tanto que, paradójicamente, más de 10 mil maestros estaban desempleados.
Añada que la cuestión del analfabetismo resultaba más seria aún para la población rural, donde el 30 por ciento de los campesinos no sabían firmar y el 99 por ciento tampoco conocía de Historia de Cuba.
CUBA DESPUÉS DE 1959
Para los cubanos, el 1 de enero de 1959 representó el inicio de una etapa de transformaciones que pusieron fin a un sistema favorecedor de elites políticas y económicas y se comenzó a crear un país abocado al beneficio de la mayoría de la población.
De ahí que una de las primeras medidas tomadas por el Ejecutivo revolucionario fuese la Ley de Reforma Agraria, que proscribió el latifundio con la nacionalización de las propiedades de más de 402 hectáreas y entregó la tierra a decenas de miles de campesinos.
A esa le siguieron otras iniciativas, entre ellas una campaña que en apenas un año (1961) convirtió a Cuba en el primer territorio libre de analfabetismo de América Latina.
Desde entonces nada se ha detenido: más de medio siglo después los resultados de las políticas de corte social en Cuba son visibles, pese al bloqueo económico, financiero y comercial más largo de la historia impuesto por Estados Unidos, que niega a la isla inversiones, financiamiento, avances tecnológicos, medicinas y alimentos.
Así por ejemplo, Cuba cerró 2013 con la menor mortalidad infantil de su historia (inferior a 4,6 fallecidos por cada mil nacidos vivos), obra de un sistema de salud pública que no sólo llega a todos los confines del país, sino que se extiende a numerosas naciones mediante convenios de cooperación donde prima la solidaridad.
Reconocido por garantizar el acceso universal y gratuito a la salud pública, el país caribeño registró en 2012 una tasa de mortalidad materna de 21,5 por 100 mil, ubicándose entre las más bajas a nivel internacional.
Entretanto, el programa de Vacunación garantizó una de las más amplias coberturas de inmunización en el mundo, permitiendo la prevención de 13 enfermedades, además de profundizarse la investigación en el país de vacunas para los virus del cólera, cáncer, dengue y el VIH/SIDA, entre otras dolencias.
En materia de protección a la infancia, en Cuba existen mil 102 centros de cuidado a infantes y niños en edad preescolar, con una matrícula de 134 mil niños, lo que beneficia a 121 mil madres trabajadoras, de acuerdo a los balances de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Además, de 2009 a 2011 la seguridad social del país benefició a un total de 19 mil 371 madres con hijos con discapacidad severa.
Igualmente, en la Isla se contribuye a la reincorporación al estudio y al trabajo de jóvenes desvinculados, se fomenta la formación de una cultura integral y se estimula la lectura.
Mientras tanto, la atención al adulto mayor es una prioridad en el país, donde el Gobierno emprende esfuerzos para lograr una sociedad integradora y más justa para las personas de la llamada tercera edad.
Cuba que está entre las 50 naciones con mayor proporción de personas con 60 años o más, posee actualmente una esperanza de vida al nacer de 77,97 años para su población como promedio, lo que se deriva de los positivos resultados de su política de desarrollo social.
En la isla caribeña se llevan adelante asimismo programas relacionados con la asistencia social a los adultos mayores, con mejoras en la disponibilidad de medicamentos y en el seguimiento a la salud del anciano.
El 49 por ciento del presupuesto cubano en el año próximo estará dedicado a la educación y la salud, cual confirmación de la voluntad política de preservar las conquistas de la Revolución. En términos educativos, la Organización de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura reconoce a Cuba con un desarrollo ocupacional alto y la coloca además en el lugar 14 en el mundo en su Índice de Desarrollo de la Educación para Todos.
Pero a pesar de los reconocidos avances en esa esfera, la isla trabaja para lograr una mayor calidad en todos los niveles de la enseñanza.
En general, el país ha cumplido gran parte también de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Cuba alcanzó los Objetivos Número Uno (erradicar pobreza extrema y hambre), el Número Dos (lograr enseñanza primaria universal), el Número Tres (promover igualdad entre los géneros y empoderamiento de la mujer) y Número Cuatro (reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años), en tanto trabaja para concretar las restantes Metas.
Como resultado, sus índices le sitúan como una nación de alto desarrollo humano, que ocupa el lugar 51 entre 187 países, todo ello derivado de las sostenidas políticas de bienestar social que a lo largo del tiempo han hecho visible la obra de la Revolución en esta isla del Caribe.
ool/jha/rcg
*Redactor de la redacción Nacional de Prensa Latina
Por estos días con tres de cada 10 cubanos nacidos antes de 1959, los recuerdos de aquella Cuba de la etapa prerrevolucionaria sirven para rememorar que en ese entonces la mayor de las Antillas adolecía de un adecuado sistema de asistencia social.
Antes de 1959, unas 200 mil familias campesinas carecían de una vara de tierra donde sembrar alimentos para sus hijos. El 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos pagaban renta y vivían bajo la perenne amenaza de desalojo y despojo, según cifras de la Organización Nacional de Estadísticas de Cuba.
Asimismo, el 14 por ciento de los obreros agrícolas padecía o había padecido de tuberculosis, el 13 por ciento sufrió la fiebre tifoidea y el 36 por ciento se confesaba parasitado, en tanto el 90 por ciento de los niños del campo también era afectado por parásitos, datos oficiales del Ministerio de Salud Pública de la isla (Minsap).
Todo ello como parte de una realidad, donde más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas estaban en manos extranjeras y en La Habana, capital del país, con sólo el 22 por ciento de la población, se hallaba el 65 por ciento de los médicos y 62 por ciento de las camas hospitalarias, indica el Minsap.
A los indicadores de salud se debe agregar que la mortalidad infantil superaba los 60 fallecidos por cada mil nacidos vivos y la esperanza de vida al nacer apenas llegaba a los 58 años.
En términos laborales, unas 700 mil personas estaban desempleadas y subempleadas: de ellas el 45 por ciento correspondía al área rural.
En materia educativa, el 23,6 por ciento de la población mayor de 10 años era analfabeta, o sea más de un millón de cubanos, según documentos del Ministerio de Educación.
Igualmente, el 45 por ciento de los niños de seis a 14 años no asistía a las escuelas, en tanto que, paradójicamente, más de 10 mil maestros estaban desempleados.
Añada que la cuestión del analfabetismo resultaba más seria aún para la población rural, donde el 30 por ciento de los campesinos no sabían firmar y el 99 por ciento tampoco conocía de Historia de Cuba.
CUBA DESPUÉS DE 1959
Para los cubanos, el 1 de enero de 1959 representó el inicio de una etapa de transformaciones que pusieron fin a un sistema favorecedor de elites políticas y económicas y se comenzó a crear un país abocado al beneficio de la mayoría de la población.
De ahí que una de las primeras medidas tomadas por el Ejecutivo revolucionario fuese la Ley de Reforma Agraria, que proscribió el latifundio con la nacionalización de las propiedades de más de 402 hectáreas y entregó la tierra a decenas de miles de campesinos.
A esa le siguieron otras iniciativas, entre ellas una campaña que en apenas un año (1961) convirtió a Cuba en el primer territorio libre de analfabetismo de América Latina.
Desde entonces nada se ha detenido: más de medio siglo después los resultados de las políticas de corte social en Cuba son visibles, pese al bloqueo económico, financiero y comercial más largo de la historia impuesto por Estados Unidos, que niega a la isla inversiones, financiamiento, avances tecnológicos, medicinas y alimentos.
Así por ejemplo, Cuba cerró 2013 con la menor mortalidad infantil de su historia (inferior a 4,6 fallecidos por cada mil nacidos vivos), obra de un sistema de salud pública que no sólo llega a todos los confines del país, sino que se extiende a numerosas naciones mediante convenios de cooperación donde prima la solidaridad.
Reconocido por garantizar el acceso universal y gratuito a la salud pública, el país caribeño registró en 2012 una tasa de mortalidad materna de 21,5 por 100 mil, ubicándose entre las más bajas a nivel internacional.
Entretanto, el programa de Vacunación garantizó una de las más amplias coberturas de inmunización en el mundo, permitiendo la prevención de 13 enfermedades, además de profundizarse la investigación en el país de vacunas para los virus del cólera, cáncer, dengue y el VIH/SIDA, entre otras dolencias.
En materia de protección a la infancia, en Cuba existen mil 102 centros de cuidado a infantes y niños en edad preescolar, con una matrícula de 134 mil niños, lo que beneficia a 121 mil madres trabajadoras, de acuerdo a los balances de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Además, de 2009 a 2011 la seguridad social del país benefició a un total de 19 mil 371 madres con hijos con discapacidad severa.
Igualmente, en la Isla se contribuye a la reincorporación al estudio y al trabajo de jóvenes desvinculados, se fomenta la formación de una cultura integral y se estimula la lectura.
Mientras tanto, la atención al adulto mayor es una prioridad en el país, donde el Gobierno emprende esfuerzos para lograr una sociedad integradora y más justa para las personas de la llamada tercera edad.
Cuba que está entre las 50 naciones con mayor proporción de personas con 60 años o más, posee actualmente una esperanza de vida al nacer de 77,97 años para su población como promedio, lo que se deriva de los positivos resultados de su política de desarrollo social.
En la isla caribeña se llevan adelante asimismo programas relacionados con la asistencia social a los adultos mayores, con mejoras en la disponibilidad de medicamentos y en el seguimiento a la salud del anciano.
El 49 por ciento del presupuesto cubano en el año próximo estará dedicado a la educación y la salud, cual confirmación de la voluntad política de preservar las conquistas de la Revolución. En términos educativos, la Organización de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura reconoce a Cuba con un desarrollo ocupacional alto y la coloca además en el lugar 14 en el mundo en su Índice de Desarrollo de la Educación para Todos.
Pero a pesar de los reconocidos avances en esa esfera, la isla trabaja para lograr una mayor calidad en todos los niveles de la enseñanza.
En general, el país ha cumplido gran parte también de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Cuba alcanzó los Objetivos Número Uno (erradicar pobreza extrema y hambre), el Número Dos (lograr enseñanza primaria universal), el Número Tres (promover igualdad entre los géneros y empoderamiento de la mujer) y Número Cuatro (reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años), en tanto trabaja para concretar las restantes Metas.
Como resultado, sus índices le sitúan como una nación de alto desarrollo humano, que ocupa el lugar 51 entre 187 países, todo ello derivado de las sostenidas políticas de bienestar social que a lo largo del tiempo han hecho visible la obra de la Revolución en esta isla del Caribe.
ool/jha/rcg
*Redactor de la redacción Nacional de Prensa Latina
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