Desde 2007, la intelectualidad cubana recurre a este medio para promover las más diversas polémicas.
La Habana, 23 feb.IPS- Para activistas e intelectuales de Cuba, un país con limitado acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, el correo electrónico resulta crucial para revitalizar el espacio público desde el histórico debate de 2007 sobre un periodo gris de la historia local.
Esa y otras ideas fueron vertidas durante el Encuentro teórico para explorar los límites de la red, organizado por la Editorial Electrónica Cubaliteraria y la Red de Humanistas Digitales de Cuba como parte de las actividades de la 23 Feria Internacional del Libro, que culmina hoy en la capital para extenderse al resto de la nación caribeña.
“La plataforma del correo permite una comunicación directa, plural, incluso democrática”, valoró la dramaturga Esther Suárez, que participó en el segundo panel de la cita, el 21 de febrero.
Además subrayó el punto de giro marcado por la gran polémica de 2007, hoy denominada Guerra de los Emails o de los Emilios.
Ese gran debate electrónico comenzó después que aparecieran indistintamente en la televisión local Luis Pavón Tamayo, Jorge (Papito) Serguera y Armando Quesada, exfuncionarios del gobierno cubano que invistieron importantes cargos en el sector cultural durante el Quinquenio gris.
Iniciado en los años 70 del siglo XX, este término define una etapa de la historia reciente –que abarcó en realidad más de cinco años-, caracterizada por la aplicación de parámetros a la producción cultural y de pensamiento, y la censura de obras y autores por razones ideológicas y de orientación sexual, entre otras.
La política cultural de ese periodo complejo de la historia cubana cambió “la vida de muchas personas y creadores, sobre todo de los teatristas, que nunca más fueron los mismos”, según Suárez. Por ello, la intelectualidad cubana se “puso en alerta” y “desencadenó el intercambio de emails al respecto durante varias semanas”.
Durante la Guerra de los Emails, cada cual decidió aportar testimonios sobre esa etapa, lo que queda de ella en el presente, alegatos, ensayos y cuestionamientos, apuntó la escritora y poeta. Y lo más importante para ella estuvo en que “se conectaron muchas personas en el intercambio que desbordó fronteras geográficas, culturales, étnicas”.
A su juicio, el correo electrónico permitió entonces la existencia de un foro virtual y real de discusión, pues los intelectuales aprovecharon el espacio público para disentir y otros sectores poblacionales se sumaron. Incluso se añadieron al debate otros asuntos concomitantes.
“En aquellos días la vida pública cubana fue removida y revitalizada”, significó, para luego calificar ese suceso como “drenaje de emociones, de información, por la calidad los intelectuales y figuras de renombre que participaron como Abel Prieto”, entonces Ministro de Cultura.
Tanto fue así que las discusiones traspasaron el espacio virtual para continuar en espacios reales brindados por el Centro Teórico Cultural Criterios, Casa de las Américas y otras instituciones. “Se organizaron conferencias para mirar áreas particulares de la cultura en un proceso que duró dos años”, puntualizó.
Por su parte, Tato Quiñones, uno de los líderes del proyecto ciudadano Cofradía de la Negritud, aseguró que “el correo electrónico ha demostrado su eficacia al inaugurar la comunicación horizontal desde 2007 para compartir ideas”.
Al respecto, ahondó en la utilidad de esa vía de comunicación para socializar los resultados de las reuniones mensuales convocadas por el proyecto en el barrio habanero de La Ceiba, adonde acuden artistas, investigadores, intelectuales y personas de toda índole interesadas en luchar contra la discriminación racial.
Para divulgar sus acciones y otros temas de interés, la Cofradía creó “Desde La Ceiba”, un “boletín artesanal que ha sido muy útil para hacer las convocatorias y reseñar los encuentros”, expuso.
Como conclusión, planteó que mediante el correo electrónico “se divulga mucha información sobre nuestra realidad en Cuba y el exterior que muchos agradecen”.
Una de las coordinadoras del encuentro, Yasmín S. Portales, especificó que su equipo estuvo motivado por “el creciente interés de digitalizar la memoria”, ampliar “el uso de los soportes electrónicos para la promoción de la cultura” y contribuir a “normalizar la idea del uso de los recursos digitales desde lo institucional e individual de manera colaborativa”.
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