La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reiteró que el modelo de producción agrícola que predomina hoy es inadecuado para los nuevos retos de la seguridad alimentaria del siglo XXI.
A pesar de considerar que el número de hambrientos crónicos se redujo en 100 millones durante la última década, 805 millones de personas no tienen todavía lo suficiente para comer de forma regular, afirmó el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
El Titular de esa institución aseguró que el aumento de la producción es considerado siempre la vía natural para acabar con el hambre, pero actualmente, a pesar de que el mundo produce alimentos suficientes para todos, ese flagelo sigue siendo un problema.
Da Silva añadió que la producción de alimentos no es una condición suficiente para la seguridad alimentaria, lo cual significa que la forma en que se produce actualmente ya no es aceptable.
Tales criterios fueron expuestos recientemente en un foro internacional sobre agricultura y cambio climático, donde se precisó que lo existente hoy es un modelo que no evita la degradación de los suelos y la pérdida de biodiversidad, y ambos son bienes esenciales, especialmente para las generaciones futuras.
Dicha forma de producir debe ser revisada y se necesita un cambio de paradigma: los sistemas alimentarios deben ser más sostenibles, dijo el Responsable de la FAO.
En el encuentro se explicó que el cambio climático no solo afectará a la producción de alimentos, sino también a la disponibilidad y la estabilidad de los suministros.
Al respecto, se exhortó a que la agricultura desempeñe un papel potencial importante, no sólo para garantizar la comida necesaria, sino también para aumentar la resilienciaante los efectos del cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre.
Sobre ese aspecto, advirtió Graziano da Silva que las consecuencias del cambio climático ya no son una amenaza previsible, pues son una realidad totalmente clara ante los ojos de la humanidad, al tiempo que destacó su afectación en la producción de alimentos, su disponibilidad y estabilidad de los suministros.
Y en una economía mundial interdependiente, el cambio climático hace que el mercado mundial de productos agrícolas sea menos predecible y más volátil.
Ante ese escenario ya se está imponiendo lo que se conoce como agricultura climáticamente inteligente, o sea, ajustar las prácticas agrícolas para hacerlas más adaptables y resistentes a las presiones ambientales, lo cual significará reducir el propio impacto de la agricultura en el medio ambiente.
A tales efectos la FAO impulsa una alianza mundial a favor de esa iniciativa, como una amplia coalición de gobiernos, agricultores y productores de alimentos, procesadores y vendedores, organizaciones científicas y educativas, actores de la sociedad civil, organismos multilaterales e internacionales y el sector privado.
Dicha asociación trabaja para promover el incremento sostenible y equitativo de la productividad agrícola y los ingresos, fortalecer los sistemas alimentarios y medios agrícolas y reducir o eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura.
En ese empeño se enmarca la agroecología como una forma prometedora para impulsar la producción alimentaria de manera más sostenible.
Se trata de un enfoque que utiliza la teoría ecológica para estudiar y gestionar los sistemas agrícolas con el fin de hacerlos más productivos y que conserven mejor los recursos naturales. (Fuente: Prensa Latina)
A pesar de considerar que el número de hambrientos crónicos se redujo en 100 millones durante la última década, 805 millones de personas no tienen todavía lo suficiente para comer de forma regular, afirmó el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
El Titular de esa institución aseguró que el aumento de la producción es considerado siempre la vía natural para acabar con el hambre, pero actualmente, a pesar de que el mundo produce alimentos suficientes para todos, ese flagelo sigue siendo un problema.
Da Silva añadió que la producción de alimentos no es una condición suficiente para la seguridad alimentaria, lo cual significa que la forma en que se produce actualmente ya no es aceptable.
Tales criterios fueron expuestos recientemente en un foro internacional sobre agricultura y cambio climático, donde se precisó que lo existente hoy es un modelo que no evita la degradación de los suelos y la pérdida de biodiversidad, y ambos son bienes esenciales, especialmente para las generaciones futuras.
Dicha forma de producir debe ser revisada y se necesita un cambio de paradigma: los sistemas alimentarios deben ser más sostenibles, dijo el Responsable de la FAO.
En el encuentro se explicó que el cambio climático no solo afectará a la producción de alimentos, sino también a la disponibilidad y la estabilidad de los suministros.
Al respecto, se exhortó a que la agricultura desempeñe un papel potencial importante, no sólo para garantizar la comida necesaria, sino también para aumentar la resilienciaante los efectos del cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre.
Sobre ese aspecto, advirtió Graziano da Silva que las consecuencias del cambio climático ya no son una amenaza previsible, pues son una realidad totalmente clara ante los ojos de la humanidad, al tiempo que destacó su afectación en la producción de alimentos, su disponibilidad y estabilidad de los suministros.
Y en una economía mundial interdependiente, el cambio climático hace que el mercado mundial de productos agrícolas sea menos predecible y más volátil.
Ante ese escenario ya se está imponiendo lo que se conoce como agricultura climáticamente inteligente, o sea, ajustar las prácticas agrícolas para hacerlas más adaptables y resistentes a las presiones ambientales, lo cual significará reducir el propio impacto de la agricultura en el medio ambiente.
A tales efectos la FAO impulsa una alianza mundial a favor de esa iniciativa, como una amplia coalición de gobiernos, agricultores y productores de alimentos, procesadores y vendedores, organizaciones científicas y educativas, actores de la sociedad civil, organismos multilaterales e internacionales y el sector privado.
Dicha asociación trabaja para promover el incremento sostenible y equitativo de la productividad agrícola y los ingresos, fortalecer los sistemas alimentarios y medios agrícolas y reducir o eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura.
En ese empeño se enmarca la agroecología como una forma prometedora para impulsar la producción alimentaria de manera más sostenible.
Se trata de un enfoque que utiliza la teoría ecológica para estudiar y gestionar los sistemas agrícolas con el fin de hacerlos más productivos y que conserven mejor los recursos naturales. (Fuente: Prensa Latina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar