Doris A. García Téllez
Quizás no sea éste el marco propicio para mis palabras, pero es la vía que he encontrado para dar a conocer una noticia que, inexplicablemente, no se divulgó en los medios informativos.
El pasado 7 de febrero falleció Eleuterio Páez Betancourt, quien fue el creador del VIMANG, un producto cubano de medicina natural que ha llevado la salud y la calidad de vida a miles de cubanos y de personas de otras nacionalidades. Fue un hombre extraordinario, que dedicó su vida a servir a los demás.
Ese guajiro pinareño, negro y humildísimo, que era analfabeto cuando triunfó la Revolución, fue superándose hasta llegar a ser un eficiente oficial de la Marina de Guerra Revolucionaria, y al mismo tiempo desarrolló este medicamento, con el conocimiento heredado de sus ancestros, para ayudar a tantas personas que lo necesitaban. Su sencillez y modestia eran proverbiales, así como su desinterés
material. Atendía sin distinción a los que llegaban a él, y ayudaba a todo el que se lo solicitaba, desde los personajes más encumbrados hasta el más humilde hijo de este pueblo. Así fue Páez, y los que tuvimos el privilegio de conocerlo y ser sus amigos, damos gracias a la vida por sus enseñanzas y su ejemplo.
El sábado 8 depositaron sus cenizas, con honores militares, en el Panteón de las FAR. Y en las palabras de despedida de duelo, sobresale un párrafo muy bello que lo retrata, y que aquí transcribo:
Nuestro Héroe Nacional José Martí dijo: “No es la inteligencia, recibida y casual, lo que da al hombre honor; sino el modo con que la usa y la salva. No hay más que un modo de perdurar: y es servir”
Gracias por permitirme este comentario y honrar a ese gran hombre, a ese excepcional ser humano que fue Páez.
Saludos
Doris A. García Téllez
Quizás no sea éste el marco propicio para mis palabras, pero es la vía que he encontrado para dar a conocer una noticia que, inexplicablemente, no se divulgó en los medios informativos.
El pasado 7 de febrero falleció Eleuterio Páez Betancourt, quien fue el creador del VIMANG, un producto cubano de medicina natural que ha llevado la salud y la calidad de vida a miles de cubanos y de personas de otras nacionalidades. Fue un hombre extraordinario, que dedicó su vida a servir a los demás.
Ese guajiro pinareño, negro y humildísimo, que era analfabeto cuando triunfó la Revolución, fue superándose hasta llegar a ser un eficiente oficial de la Marina de Guerra Revolucionaria, y al mismo tiempo desarrolló este medicamento, con el conocimiento heredado de sus ancestros, para ayudar a tantas personas que lo necesitaban. Su sencillez y modestia eran proverbiales, así como su desinterés
material. Atendía sin distinción a los que llegaban a él, y ayudaba a todo el que se lo solicitaba, desde los personajes más encumbrados hasta el más humilde hijo de este pueblo. Así fue Páez, y los que tuvimos el privilegio de conocerlo y ser sus amigos, damos gracias a la vida por sus enseñanzas y su ejemplo.
El sábado 8 depositaron sus cenizas, con honores militares, en el Panteón de las FAR. Y en las palabras de despedida de duelo, sobresale un párrafo muy bello que lo retrata, y que aquí transcribo:
Nuestro Héroe Nacional José Martí dijo: “No es la inteligencia, recibida y casual, lo que da al hombre honor; sino el modo con que la usa y la salva. No hay más que un modo de perdurar: y es servir”
Gracias por permitirme este comentario y honrar a ese gran hombre, a ese excepcional ser humano que fue Páez.
Saludos
Doris A. García Téllez
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