Una metodología que persigue alcanzar objetivos a partir de la pasión, la ira y el talento.
La Habana, 17 mar.- Enseñar a trabajar en grupos de apoyo, aun cuando los intereses y proyectos individuales de cada uno de los integrante sean diferentes, fue el propósito de la segunda parte del taller Equipos de éxito, realizado este domingo en La Habana.
Impartido por la facilitadora alemana Wiebke Koch, y la cubana Sandra Rodríguez, del proyecto comunitario Ando reforestando, del municipio del Cerro, esta iniciativa contó con la participación de estudiantes universitarios, trabajadores estatales y por cuenta propia.
La primera parte, que involucró a diferentes actores sociales, fue seguida de una capacitación a la facilitadora cubana Rodríguez para hacer valederos principios esenciales de esta visión: la soberanía, la independencia y la sostenibilidad.
Un equipo es un grupo que puede unirse para practicar béisbol o cualquier otro deporte o hacer un trabajo específico, explicó Rodríguez, quien detalló como ingredientes para llevar adelante las ideas la pasión, la ira y el talento.
Se trata, abundó, de la creación de equipos integrados por cinco o seis personas que, preferiblemente, no están unidas por lazos familiares o de amistad, pero que sin tener un objetivo común se comprometen a partir de la motivación a reunirse periódicamente para analizar sus proyectos individuales y avances.
La metodología surgió a partir de diferentes métodos de psicología de equipos en Estados Unidos y está enfocada al sector empresarial, sin embargo, ha sido aplicada en otras naciones en iniciativas de desarrollo local, explicó a la Redacción de IPS Cuba Koch, de la Escuela de Dirección Humboldt Viadrina, de Berlín.
“Muchas personas que trabajan por su cuenta están luchando solos y aislados, no los entienden los familiares ni los amigos, por lo que desisten de su idea, aunque tienen todo lo que necesitan para triunfar, pero no se dan cuenta de ello”, comentó.
Según la facilitadora dedicada al desarrollo local y comunitario y que ha trabajado el método en naciones como Australia, India y Argentina, “es una forma de grupo de autoapoyo, cuyos integrantes van adquiriendo confianza por los encuentro regulares que pueden extenderse por medio año, un año o más”.
Koch aplicó experiencias de este tipo entre mujeres de India que, junto con todas sus pertenencias, tras un desastre natural perdieron también las ganas de retomar sus vidas.
Esta metodología, junto a los microcréditos que les fueron otorgados, les permitió a no pocas de esas mujeres recomenzar pequeños emprendimientos e hizo ver a otras que las primeras eran las que mayor éxito alcanzaban.
Bajo el principio de “la misión de mi vida es usar mi talento y mi pasión para cambiar”, este método está estructurado en tres fases, donde democráticamente se establecen los tiempos, relatores, controladores del tiempo y facilitadores, se exponen las ideas, sugerencias y posibles contribuciones a las iniciativas del resto de los integrantes y, posteriormente, se reiteran las tareas a cumplir antes del próximo encuentro.
En el taller efectuado la víspera, como ejercicio práctico quedó conformado un equipo cuyos integrantes tienen como camino proyectos medioambientales comunitarios, iniciativas independientes de plantas condimentosas, restaurantes con precios asequibles, composiciones musicales y paisajismo.
Siguiendo los pasos de la metodología, dejaron programada su próxima reunión, especificadas sus tareas individuales y establecidas alianzas para el apoyo mutuo. Además, se dejó abierto el espacio para que otras personas se sumen al equipo creado o inicien otros.
“Creo en que la esencia del apoyo mutuo en un mundo donde todos tenemos dificultades puede ser muy valiosa y útil. Estamos trabajando de forma muy experimental, pero estoy segura que Sandra Rodríguez podrá adoptar el método que mejor se ajuste al contexto cubano. Aquí en Cuba hay todo lo que se necesita para resolver todo”, consideró Koch. (2014)
La Habana, 17 mar.- Enseñar a trabajar en grupos de apoyo, aun cuando los intereses y proyectos individuales de cada uno de los integrante sean diferentes, fue el propósito de la segunda parte del taller Equipos de éxito, realizado este domingo en La Habana.
Impartido por la facilitadora alemana Wiebke Koch, y la cubana Sandra Rodríguez, del proyecto comunitario Ando reforestando, del municipio del Cerro, esta iniciativa contó con la participación de estudiantes universitarios, trabajadores estatales y por cuenta propia.
La primera parte, que involucró a diferentes actores sociales, fue seguida de una capacitación a la facilitadora cubana Rodríguez para hacer valederos principios esenciales de esta visión: la soberanía, la independencia y la sostenibilidad.
Un equipo es un grupo que puede unirse para practicar béisbol o cualquier otro deporte o hacer un trabajo específico, explicó Rodríguez, quien detalló como ingredientes para llevar adelante las ideas la pasión, la ira y el talento.
Se trata, abundó, de la creación de equipos integrados por cinco o seis personas que, preferiblemente, no están unidas por lazos familiares o de amistad, pero que sin tener un objetivo común se comprometen a partir de la motivación a reunirse periódicamente para analizar sus proyectos individuales y avances.
La metodología surgió a partir de diferentes métodos de psicología de equipos en Estados Unidos y está enfocada al sector empresarial, sin embargo, ha sido aplicada en otras naciones en iniciativas de desarrollo local, explicó a la Redacción de IPS Cuba Koch, de la Escuela de Dirección Humboldt Viadrina, de Berlín.
“Muchas personas que trabajan por su cuenta están luchando solos y aislados, no los entienden los familiares ni los amigos, por lo que desisten de su idea, aunque tienen todo lo que necesitan para triunfar, pero no se dan cuenta de ello”, comentó.
Según la facilitadora dedicada al desarrollo local y comunitario y que ha trabajado el método en naciones como Australia, India y Argentina, “es una forma de grupo de autoapoyo, cuyos integrantes van adquiriendo confianza por los encuentro regulares que pueden extenderse por medio año, un año o más”.
Koch aplicó experiencias de este tipo entre mujeres de India que, junto con todas sus pertenencias, tras un desastre natural perdieron también las ganas de retomar sus vidas.
Esta metodología, junto a los microcréditos que les fueron otorgados, les permitió a no pocas de esas mujeres recomenzar pequeños emprendimientos e hizo ver a otras que las primeras eran las que mayor éxito alcanzaban.
Bajo el principio de “la misión de mi vida es usar mi talento y mi pasión para cambiar”, este método está estructurado en tres fases, donde democráticamente se establecen los tiempos, relatores, controladores del tiempo y facilitadores, se exponen las ideas, sugerencias y posibles contribuciones a las iniciativas del resto de los integrantes y, posteriormente, se reiteran las tareas a cumplir antes del próximo encuentro.
En el taller efectuado la víspera, como ejercicio práctico quedó conformado un equipo cuyos integrantes tienen como camino proyectos medioambientales comunitarios, iniciativas independientes de plantas condimentosas, restaurantes con precios asequibles, composiciones musicales y paisajismo.
Siguiendo los pasos de la metodología, dejaron programada su próxima reunión, especificadas sus tareas individuales y establecidas alianzas para el apoyo mutuo. Además, se dejó abierto el espacio para que otras personas se sumen al equipo creado o inicien otros.
“Creo en que la esencia del apoyo mutuo en un mundo donde todos tenemos dificultades puede ser muy valiosa y útil. Estamos trabajando de forma muy experimental, pero estoy segura que Sandra Rodríguez podrá adoptar el método que mejor se ajuste al contexto cubano. Aquí en Cuba hay todo lo que se necesita para resolver todo”, consideró Koch. (2014)
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